Últimamente se está hablando mucho acerca de la posible relación entre los animales y la física cuántica pero ¿qué hay de cierto en todo ello?, ¿es posible que la magnetorrecepción se pueda explicar a través de los fenómenos cuánticos? Vamos a intentar arrojar un poco de luz en todo esto, así como conocer los antecedentes que han dado a entender esta nueva teoría sobre los animales cuánticos.
Qué es la física cuántica
La física cuántica es una rama englobada dentro de la física que se encarga de estudiar los elementos que conforman la naturaleza, y que se presentan en las escalas más reducidas.
En este sentido, entrarían los sistemas atómicos y subatómicos, es decir, todos los elementos que presentan tamaños inferiores al átomo.
Dentro de este grupo se encuentran las formas de energía, y el objetivo de la física cuántica es el análisis de su naturaleza y características.
La magnetorrecepción en los animales cuánticos
Se conoce como magnetorrecepción a la capacidad de algunos seres vivos para poder interceptar los campos electromagnéticos. Gracias a lo cual consiguen orientarse de una forma muy efectiva, tal cual haríamos nosotros con una brújula.
Esto es posible, fundamentalmente, gracias a la presencia de diferentes tipos de cristales; basicamente la magnetita, aunque también hay animales en los que se han observado otros diferentes como el sulfuro de hierro o la greigita.
Es importante tener en cuenta que, aunque en la mayor parte de animales en los que se ha descubierto esta capacidad se considera que son estos cristales los que permiten la magnetorrecepción, hay otros que no los contienen y que también son capaces de percibir los campos electromagnéticos.
En este caso, lo hacen a través de una serie de canales que se encuentran ubicados en el interior de su cuerpo, y que al parecer tienen la capacidad de poder detectar la orientación de los campos electromagnéticos, e incluso existe una teoría sobre la presencia de receptores magnéticos en los ojos de algunos animales que se podrían activar mediante la presencia de fotones, dando lugar a un par de radicales libres que interaccionarían entre uno y otro, lo cual les permitiría incluso ver el campo electromagnético.
De igual manera, se considera que pueden existir otros mecanismos diferentes basados en reacciones bioquímicas que permiten desarrollar la magnetorrecepción en multitud de animales.
Antecedentes sobre la relación entre animales y física cuántica
La capacidad de orientación animal y la física cuántica estarían, pues, íntimamente relacionados según consideran los científicos, un descubrimiento muy interesante sobre todo porque podría ayudar a conocer el comportamiento de algunas moléculas.
Cabe destacar que este fenómeno específico se conoce como entrelazamiento cuántico, facilitando así a estos animales cuánticos la posibilidad de conocer tanto la dirección como el sentido de un campo electromagnético.
En cuanto a los antecedentes, diferentes tipos de pájaros, tortugas, vacas, hongos y bacterias son los primeros animales en los que se había observado esta capacidad, aunque hasta hace poco se desconocía cuál era el mecanismo que daba lugar a ella.
De hecho, el primero de todos en el que se observaba este comportamiento era la paloma, y de ahí que haya sido un ave utilizada para el envío de mensajes a distancia.
No obstante, gracias a la última investigación de los físicos del Institut für Theoretische Physik, se ha podido comprender que existe una relación directa entre las interacciones cuánticas, es decir, de las partículas subatómicas con la magnetorrecepción, lo cual demostraría que existe una relación entre los animales y la física cuántica, dando lugar a lo que se empieza a conocer a día de hoy como animales cuánticos y que, en un futuro próximo, puede ayudar a obtener información muy valiosa a nivel científico.
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